En la actualidad hablar de sostenibilidad aplicada a la construcción o de edificaciones sostenibles, es el equivalente a hablar de cubiertas verdes. Día a día su diseño y empleo en la edificación van creciendo, convirtiéndose en pieza clave de nuestros edificios.
Poseer espacios abiertos, acogedores, donde poder descansar, recrearse o, incluso, cultivar en el interior de las ciudades, se está haciendo práctica relevante en nuestra sociedad. Las cubiertas verdes ya no sólo aportan esa área de expansión que comentamos, sino que también son elemento crítico en la propia sostenibilidad de nuestras comunidades. Su capacidad de regeneración de oxígeno, la mitigación del efecto isla de calor y su contribución a la envolvente térmica, hacen que sean una de las principales ideas en la cabeza de arquitectos y proyectistas a la hora de concebir un edificio.
Las cubiertas verdes o ajardinadas pueden diferenciarse claramente entre cubiertas extensivas o intensivas. Éstas a su vez pueden ser transitables o técnicas. Todas ellas poseen el denominador común de poseer una protección superior compuesta por sustrato vegetal y/o vegetación. En función del tipo de uso y tipo de vegetación (tapizante para las extensivas o arbustivas para las intensivas) se discretiza entre extensiva o intensiva.
Según indica el CTE (Código Técnico para la Edificación) en el DB-HS (Documento Básico para la Salubridad), todas las cubiertas descritas anteriormente deben poseer, además de la formación de pendiente, barrera de vapor, aislamiento e impermeabilización, una capa separadora, antipunzonante drenante que garantice la resistencia y durabilidad de la impermeabilización, frente a la acción del sustrato y/o raíces, y que garantice la correcta escorrentía del agua, procedente de precipitación y/o riego, hacia los puntos de evacuación definidos previamente.
Para todo esto es fundamental el papel de las láminas de drenaje o drenantes. En el mercado existen diversos tipos, pero no todos cumplen con la función determinada para cada tipo de cubierta. Por ello es vital conocer su capacidad drenante, su resistencia a compresión, su pendiente mínima admisible de uso, para no caer en el error de configurar una cubierta donde el terreno tenga tal dimensión que pueda hacer que colapse impidiendo la función para la cuál ha sido diseñada, drenar el agua y facilitar su evacuación.
¿Qué láminas de drenaje ofrece BMI?
Desde BMI, expertos en sistemas de cubierta vegetal, nuestros sistemas CANOPIA proponen diversos tipos de drenaje para cada tipo de cubierta y la función que vaya a desempeñar:
- Por ejemplo, nuestra lámina DRAINA G10 es de las más resistentes a compresión y penetración de raíz del mercado, por ello su uso se hace relevante en el ámbito de cubiertas jardín con gran carga de terreno o donde la vegetación integre incluso arboledas.
- Por otra parte, nuestra bandeja de drenaje pre-cultivada JARDIBAC es exclusiva para su uso en cubiertas técnicas, con vegetación extensiva, cuyos forjados estén dimensionados para bajas solicitaciones de carga.
- Así mismo, el sistema de drenaje NIDAROOF permite el empleo de cubiertas verdes, intensivas y transitables incluso por vehículos, como cubiertas aljibe, acumulando el agua procedente de pluviales, para ralentizar la escorrentía hacia las bajantes y evitar el colapso de arquetas y colectores en los momentos de fuertes tormentas.
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